Los seres humanos interpretamos el mundo a través de cinco sentidos: a vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Cuando alguno de ellos se ve afectado, se considera una discapacidad sensorial o de la comunicación.  

En este artículo abordamos como experimentan el color las personas con estas discapacidades sensoriales y qué impacto tienen en su bienestar emocional, cognitivo y social. 

Discapacidad visual

Daltonismo 

La mayoría de las personas con daltonismo son hombres. Estos presentan dificultades para distinguir entre ciertos colores, como el rojo y el verde o el azul y el amarillo. Aunque no ven en blanco y negro, su percepción está alterada, lo que puede afectar su vida diaria, especialmente en entornos que dependen del color para transmitir información. 

Defectos refractivos 

La miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia no alteran la percepción del color en sí, pero sí la nitidez visual, afectando cómo se observan los colores en detalles y distancia. 

Baja visión 

Se manifiesta como una visión reducida que no mejora completamente con lentes. En estos casos, los colores pueden percibirse como menos intensos o desaturados, dificultando su diferenciación. 

Ceguera 

En personas ciegas de nacimiento, no existe percepción visual alguna, por lo tanto, el color es un concepto abstracto. En cambio, quienes pierden la visión de forma adquirida pueden experimentar destellos de color, luces o formas geométricas, dependiendo del daño ocular o neurológico. 

percepción con ceguera

Discapacidad auditiva 

La discapacidad auditiva se clasifica en diversas subcategorías según el grado de pérdida auditiva y el momento en que ocurre. Cuando la pérdida de audición es total, se habla de sordera, la cual puede ser: 

  • Prelocutiva: ocurre antes del desarrollo del lenguaje. 
  • Postlocutiva: se presenta después de que la persona ha adquirido habilidades lingüísticas. 
lenguaje sordo-mudo

En términos generales, la sordera y las deficiencias auditivas no alteran directamente la percepción visual del color. Sin embargo, existen implicancias importantes desde el punto de vista comunicativo y educativo. El uso adecuado del color en combinación con elementos visuales, como tipografías contrastadas, pictogramas o códigos cromáticos, puede facilitar considerablemente la comprensión de la información escrita o visual. 

De hecho, los colores pueden funcionar como refuerzo semántico, ayudando a estructurar el mensaje, enfatizar ideas clave y mantener la atención del lector, lo que resulta especialmente útil en materiales accesibles para personas con pérdida auditiva. 

Sinestesia: cuando los sentidos se cruzan 

La mayoría de las personas solo puede experimentar los sentidos de uno en uno. La sinestesia es una condición neurológica en investigación que hace que los sentidos no actúen de forma aislada.  

Por muy cinematográfico que pueda sonar, el cerebro puede reinterpretar los estímulos sensoriales, generando experiencias sensoriales únicas e inesperadas, algunos pueden ver colores al escuchar música o saborear las palabras. 

saborear palabras
escuchar colores

Color, emoción y sentido 

La reacción emocional al color depende por el contexto y tipo de discapacidad. Por ejemplo, personas con hipersensibilidad sensorial pueden sentirse abrumadas por colores muy saturados, mientras que tonos suaves generan calma. En entornos educativos o terapéuticos, elegir la paleta adecuada puede mejorar la concentración, reducir la ansiedad y aumentar el bienestar

Conclusión  

La percepción del color es una experiencia sensorial, individual y compleja. Cada persona lo hace de una manera distinta, especialmente si sufre de algún tipo de discapacidad sensorial. Comprender como se alteran las percepciones es clave para crear entornos inclusivas y accesibles para todos.