El TEA es una condición del desarrollo neurológico que afecta la forma en que las personas perciben y socializan con el mundo. Se caracteriza por una variedad de síntomas, que pueden incluir, dificultades en la interacción social y la comunicación, comportamientos repetitivos y limitados y dificultades sensoriales, que está relacionado en la manera en la que a las personas con TEA como les afectan los colores.

Nosotros nos vamos a centrar en la parte de las dificultades sensoriales, ya que están relacionadas con el sentido de la vista y la percepción de los colores por las personas con TEA.

Las personas con TEA pueden experimentar dificultades sensoriales, lo que significa que procesan y responden a los estímulos sensoriales de manera diferente a las personas neurotípicas. Estas dificultades pueden afectar a uno o más de los cinco sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto. Las manifestaciones de las dificultades sensoriales se pueden presentar de distintas maneras:

  • Hiperreactividad: Sensibilidad excesiva a los estímulos sensoriales, como ruidos fuertes, luces brillantes o texturas ásperas. Esto puede provocarles incomodidad, irritabilidad o incluso dolor.
  • Hipoactividad: Sensibilidad reducida a los estímulos sensoriales, como no responder a los sonidos o no sentir dolor. Esto puede dificultarles la atención o la participación en actividades.
  • Búsqueda sensorial: Necesidad de buscar estímulos sensoriales intensos, como balancearse, girar objetos o hacer ruido. Esto puede ser una forma de autorregulación o de compensar la hipoactividad sensorial.
  • Evitación sensorial: Rechazo a ciertos estímulos sensoriales, como evitar tocar ciertas texturas o mirar ciertas luces. Esto puede ser una forma de protegerse de la sobrecarga sensorial.

En este caso, nos interesarían las dificultades sensoriales relacionadas con el sentido de la vista. Las dificultades sensoriales visuales son comunes en las personas con TEA. Se caracterizan por una sensibilidad inusual a los estímulos visuales, lo que puede causarles incomodidad, desorganización sensorial o incluso dolor.

¿Cómo se manifiestan las dificultades sensoriales visuales en el TEA?

  • Sensibilidad a la luz: Las personas con TEA pueden ser hipersensibles a la luz brillante, las luces fluorescentes o las luces parpadeantes. Esto puede provocarles entrecerrar los ojos, apartar la mirada o incluso experimentar dolor.
  • Aversión al contacto visual: El contacto visual puede ser estresante para las personas con TEA, por lo que pueden evitar mirarlo directamente o mantenerlo durante periodos cortos de tiempo.
  • Dificultades con el procesamiento visual: Pueden tener problemas para seguir objetos en movimiento, interpretar información visual compleja o comprender estímulos visuales sutiles.
  • Fascinación por estímulos visuales: Pueden mostrar un interés intenso en ciertos aspectos visuales, como patrones, luces o movimientos.

Relación entre el TEA y la percepción del color

Este tema, si bien aún se encuentra en investigación, diversos estudios sugieren que las personas con TEA pueden experimentar la visión del color de manera diferente a las personas neurotípicas.

La percepción del color en el TEA es un fenómeno complejo y variable. Cada persona con TEA experimenta el color de manera única, y la intensidad de las dificultades o preferencias puede variar considerablemente. Por ello es importante estudiar, a las personas con TEA como afectan los colores.

  • Preferencias de color: Algunos estudios observan que las personas con TEA pueden tener preferencias de color más intensas y definidas que la población general. Suelen preferir colores brillantes, contrastantes y saturados, como el rojo, el amarillo o el azul. Se cree que estos colores les ayudan a procesar mejor la información visual y a sentirse más seguros en su entorno. Según Paron-Wildes (2005), el 85% de los niños con TEA pueden ver colores con mayor intensidad que los niños neurotípicos, y se estimulan mejor en entornos ricos en color.
  • Sensibilidad a la luz: Otras investigaciones sugieren que las personas con TEA pueden ser más sensibles a ciertos colores, especialmente a luces fluorescentes o brillantes. Esta sensibilidad puede provocarles incomodidad, irritabilidad o incluso dolor.
  • Percepción del color: Estudios neurocientíficos han encontrado diferencias en la actividad cerebral de las personas con TEA al procesar información visual relacionada con el color. Esto sugiere que su percepción del color podría estar alterada a nivel neurológico.

Las personas con TEA a menudo experimentan dificultades sensoriales que afectan su percepción visual y, específicamente, la forma en que perciben los colores. Los estudios indican que la percepción del color en personas con TEA puede ser más intensa y definitoria, lo que sugiere que colores brillantes y saturados pueden proporcionarles una mayor seguridad y una mejor capacidad para procesar información visual.

La comprensión de estas diferencias es crucial para desarrollar entornos y productos que mejoren el bienestar y la calidad de vida de las personas con TEA, subrayando la necesidad de más investigaciones y un enfoque centrado en la psicología del color para conocer que nos evocan.